lunes, 29 de marzo de 2010

Tres con treinta


Que comienzo de año!, creo que no recuerdo un mes de Marzo tan movido como el de este año. Definitivamente será un año que no olvidaré o costará mucho olvidar lo que pasó en marzo de 2010. En el post anterior reflexionaba un poco de lo que puede pasar en un par de minutos, y como ésto nos puede cambiar la vida. La semana pasada nuevamente estos par de minutos volvieron a cambiar el curso normal de los acontecimientos. La Lolinha me dio el susto del año, fueron horas eternas, horas en que todo aparenta detenerse, pareciera que el reloj diera 360 click por minutos, pareciera que todo el mundo anduviese en cámara lenta. Minutos vitales, minutos que pueden cambia una vida.
El reloj marcaba las 19:30 cuando la Carol dio su primera alerta, algo normal tal vez pensé, algo normal. ¿Cómo saber si algo es normal?
Es increíble como en ocasiones pensamos que tenemos las cosas controladas, que las variables de la vida están ordenadas y cuantificadas, que todo seguirá tal cual. Tan sólo un par de minutos y estamos entre la vida y la muerte... que fuerte!, y todo cambia, tus prioridades, tus pensamientos, todo pareciera nublarse.
Ya eran las 22:30 y estábamos de urgencia del hospital militar, los doctores corrían, los paramédicos, con la Ju en los brazos poco podía hacer, la impotencia es un sentimiento extraño, creo que es autoreferente, mi cabeza andaba a mil, ¿qué hacía?, ¿a quién llamaba?... IMPOTENCIA tal cual.
Sergei se lleva a la Ju, salimos con la Carol a la alemana y ya eran las 3:00 am. llega mi abau (mauri), el doctor indica que la operación es inminente. OPERACIÓN???, en ese momento pareciera que la reunión de apoderados del pobre pollo en que había estado hace un par de horas, había sido hace meses. Que frialdad de la Carol, ni se arrugó cuando le dijeron operación, aunque sus ojos mostraban temor, no lo demostraba y una vez más en su vida con firmeza le dijo al doc que hiciera lo que tuviese que hacer!, que fuerte.
Eran las 3 con treinta, qué curioso pareciera que fuera la hora en que ocurren las cosas. Tres con treinta, la hora en que entra a pabellón y la espera se hace interminabe, llegó el Rodri y con el Mauri tratábamos de convesar para pasar el rato, mi mente estaba a varios metros de ahí.
Ha pasado una semana, y gracias a Dios la Lolinha está en casa nuevamente ¿diagnóstico? indetermindado... solución?, la mano de Dios. Es curioso escuchar al doctor decir "pareciera que cuando habrimos para operar, ya hubiese había alguien que antes acomodó todo".
Quiero aprovechar de agradecer a todos por los llamadas, preocupacíones, oraciones... y un tremendo agradecimiento a mis amigos, realmente son como hermanos en tiempo de angustia. Gracias Sergei, que no dudaste en cuidar a la Ju, Gracias mi abau por estar siempre ahí, preocupándote incluso de mi guata!, gracias Rodri por llegar también. Gracias Dios por tus cuidados!
Ahora que cumplo un nuevo año miro hacia atrás y solo espero que las tres con treinta no vuelva de nuevo a marcar un hecho preocupante.

lunes, 15 de marzo de 2010

Sólo 3 minutos para regresar

Creo que es tiempo de retomar mi espacio, hay ocasiones en que necesitamos que nuestra vida se mueva para volver a lo nuestro. No me refiero a moverse en el aspecto físico, que harto hemos tenido en estas últimas semanas, sino que un movimiento interior, que nos haga darnos cuenta de lo pequeño, y vulnerables que somos, que nos haga darnos cuenta que somos iguales y no tenemos diferencias al momento de expresar nuestros sentimientos frente a lo desconocido. El 27 de febrero pasado fue un dia que a los chilenos no se nos olvidará nunca, y durante 3 minutos aproximadamente todos fuimos iguales, con sentimienos que se intersectan en el temor e insertidumbre frente a lo incontrolable. La televisión se ha llenado de imágenes que tratan de mostrar la devastación dejada por el terremoto y maremoto, imágenes impactantes, pero que a la distancia hacen que muchas personas estén indeferentes a la situación.
Insitintivamente tratamos de asegurar nuestro entorno, saber de nuestros seres querido, el celuar pasó a ser una extención de mi mano. Gracias a Dios no tengo que lamentar desgracias familiares y de amistades. Fueron muchas casas y lugares que cayeron, muchas esperanzas y sueños destruídos, sin embargo al saber de que en una zona apartada de nuestro país, y de cuya existencia hasta 3 años atrás no estaba en mi conciencia, había caído una iglesia, hizo que una serie de preguntas inundaran mi cabeza, la tristeza e impotencia es indescriptible. La iglesia de Licantén no había recistido el embate del terremoto. Sólo 3 minutos bastaro para derrumbar años de esfuerzo, sacrificio y amor que estaba en cada rincón de ese edificio.
El fin de semana pasado fue especial, extraño, sentimental y lleno de emociones. Visitamos Licantén, visitamos a nuestra familia. La desesperanza del paisaje es opacada al ver la esperanza y fe en sus corazones. Visitamos también Iloca, en otra hora balneario orgullo de su zona, en donde hoy sólo quedan recuerdos, los cuales no están en su lugar sino en la mente de los habitantes y personas que la conocimos. Es imposible transmitir con palabras lo que vimos y que ni siquiera las imágenes son capaz de proyectar.
Tan sólo 3 minutos... ¿es posible que existan personas indolentes frente a esta situación?, lamentablemente la respuesta es afirmativa.
La reconstrucción tomará mucho tiempo, tiempo que no tienen para esperar las familias que hoy duermen a la interperie, en donde casas de tela pasan a ser su refugio más preciado.
Quiero dedicar este post a todas las familias que hoy sufren y lloran a sus seres queridos, a sus casas, a sus sueños, a su fuente laborarl... a todos aquellos que tienen el temple y la fuerza para levantarse frente a la adversidad presentada. Y en especial a la familia Galmes Lillo. Mi corazón está en Licantén, y no quedará tranquilo hasta ver la tranquilidad en la iglesia y casa familiar.
Sólo 3 minutos...minutos eternos.
Acá les dejo una foto que tomamos el fin de semana en lo que era la iglsia de Licantén.
Fuerza Licantén!!